Las posibilidades de transmisión de estas bandas de frecuencias son abrumadoras teniendo en cuenta los anchos de banda que disfrutan. Sin embargo no se utilizan por dos motivos básicos:
- Son perjudiciales para la vida.
Estas radiaciones son capaces de romper los enlaces químicos que mantienen unidas las moléculas de las células. Son, por tanto, capaces de dañar el ADN, produciendo malformaciones en los fetos y
cáncer en las personas adultas. A frecuencias más bajas (ondas de radio y microondas), la energía es absorbida por los tejidos vivos en forma de calor y de pequeñas corrientes de inducción.
- Son difíciles de manejar.
Los sistemas que manejen este tipo de radiaciones son muy complejos y costosos.